Pretendo ser más “ligera” hoy.
No os conté el otro día que en las escuelas finlandesas ni los alumnos ni los profesores llevan zapatos (una minoría tiene zapatos que se dejan solo para usar allí). Al principio pensé que sería por la nieve en invierno, para no entrar con los zapatos mojados y mojar todo el suelo. Pero estos días ha hecho un sol espléndido, y los recintos que tienen para dejar los zapatos y los abrigos estaban llenos. Según nos contaron en el primer centro, este sistema no solo mejora lo anterior, sino que es una medida de higiene: puesto que los alumnos se sientan en el suelo y dejan también sus cosas, prefieren evitar la suciedad y la contaminación del exterior.
Se dejan también los abrigos, y llama la atención que no se “pierde” ni un solo abrigo ni un solo par de zapatos…
Una visita muy interesante que hicimos fue a la biblioteca pública de Helsinki. Es impresionante. No solo es una biblioteca, en el sentido que nosotros conocemos, sino que tiene espacios y servicios muy diversos. Además de leer en un sofá o sillón super cómodo, tomar libros prestados y utilizar ordenadores, uno puede reservar un espacio pequeño para una reunión con colegas, unas guitarras para grabar un tema en un estudio de grabación, puede coser un vestido en las máquinas de coser que se distribuyen por otros espacios, jugar a la consola con los amigos, …Encontré también a tres personas meditando. Y, por supuesto, todo de forma gratuita. Tenían un proyecto con un espacio de promoción europea en la que mi grupo y yo nos fotografiamos, y eso queda allí expuesto. Os dejo la foto más abajo, además de fotografías de la biblioteca.







