ESTOCOLMO III

Cuarto día

Hoy voy  a un Gymnasium, una “upper secondary school”, es decir, un instituto solo de Bachillerato. Se llama Kungsholmens («Los islotes del rey»), y está cerca del centro de la ciudad. Es un edificio moderno, con unas instalaciones impresionantes. Visito una clase de Matemáticas de Sociales del primer año en la que están repasando ¡¡ecuaciones de segundo grado!! Pero no todos los alumnos de la clase lo hacen. La mayoría siguen la clase, pero dos alumnos están con los ordenadores viendo una película, unos cuantos enviando mensajes con los móviles, hay tres alumnas que salen de la clase sin pedir permiso y vuelven al cabo de un rato…, y la profesora, sin mover una ceja, permite que cada uno “siga su ritmo”, como ella misma nos comenta. ¡¡¡Sorprendente!!!.

Mi segunda clase es de Física, y aquí las cosas cambian. Se les ve más concentrados, aunque también salen y entran cuando lo ven oportuno. Tal vez la diferencia es que estos alumnos tienen este año los exámenes estatales (como nuestra Selectividad) y se juegan poder elegir la universidad que prefieran. Cuando quedan 10 minutos el profesor les propone ensayar el himno que cantan el día de la graduación, cuando lleven puestas las gorras blancas, como de marinero, que suelen vestir para la ocasión. Nos da las letras, nos pone un vídeo,  y allí que cantamos el himno en Sueco. ¡Yo, encantada, como podéis imaginar!

Biblioteca
Sala de profesores
Espacio interior del instituto para que los alumnos puedan estar

Por la tarde le empresa organizadora nos lleva a ver el museo Vasa, el que vimos por fuera en el día de ayer. En el siglo XVII, el rey Gustav II Adolf Vasa (sucesor del rey que estableció el estado sueco moderno, que había contado en el pasado con territorios de  Dinamarca y Noruega) encargó  la construcción de un barco en impresionante con 16 cañones para demostrar su poder ante el mundo. Le advirtieron de que tenía ciertos problemas, pero él no quiso ni oír hablar de aplazar la botadura después del día que estaba programado. E inmediatamente después de salir del puerto, el barco se inclinó por el peso y se hundió. Tras permanecer 300 años sumergido, fue sacado del agua en unas condiciones perfectas, debido al parecer a la diferente salinidad del agua allí y a la composición del lecho marino. La experiencia de verlo allí completo, con restos de ropa, armas, vajilla, etc, es indescriptible.

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