



Hoy le regalé a Christine, la coordinadora del curso en el que participo, una de las camisetas que hicimos en el instituto para conmemorar el Día Mundial de la Filosofía, como corresponde al tercer jueves de noviembre. “A hombros de gigantes”, reza el lema. Se lo traduje y expliqué a Christine, citando a quienes habían utilizado esa locución (Bernardo de Chartres, Newton, Stephen Hawking).
Nada es casual, ningún logro, ningún descubrimiento. Eso es tan cierto como que los días se suceden, tan misterioso como que cada comienzo tienen un origen anterior. Nadie lo aprende todo por sí mismo. Eso es tan imposible como que haya un efecto sin haber existido una causa. Todo es consecuencia de un conocimiento previo que alguien nos legó. Pero, cuidado, ese legado no se recoge fácilmente. Tendremos que saltar muros buscando nuevas perspectivas y mirar más allá de lo que permite nuestra estatura. Tendremos que subirnos a hombros de gigantes.