Oslo (5)

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Oslo, julio 2022

Edvard Munch: «Hode ved Hode» (Head by Head). Munch Museum, Oslo

Bueno, todo llega a su fin y toca hacer los preparativos para volver a casa. Antes de coger el avión faltan, para finalizar las entradas en este blog, unas pinceladas con algunas cosas que han llamado mi atención durante la estancia en esta ciudad, pues creo que también contribuyen y forman parte del aprendizaje que se consigue gracias a las movilidades Erasmus+. Tratar de conocer y comprender la «letra pequeña» que nos podamos encontrar al viajar facilita el entendimiento entre diferentes. El programa Erasmus+ es, en mi opinión, una herramienta poderosísima para fomentar la comunicación entre las distintas naciones que conviven en el Viejo Continente y, en definitiva, hacer Europa. Tarea, esta de establecer conversación con desconocidos, sencillísima, por cierto, para quienes, como yo, tenemos don de gentes y facilidad de palabra…

1)En primer lugar, resaltaría que la ciudad está pensada para los viandantes y el transporte público. Evidentemente hay coches particulares, pero, ni en las calles mas céntricas se observa, en ningún momento, la congestión de otras ciudades, incluso de mucho menor tamaño. Entre los vehículos privados resulta llamativo la gran proporción de modelos eléctricos y de alta gama y, entre ellos, de Tesla (incluso muchos de los taxis son de esta marca…), señal inequívoca del alto nivel de vida de Oslo.

Sin embargo, pese a la evidente riqueza que se vislumbra por todas partes, resulta llamativo observar algunas bolsas de pobreza y marginación en zonas bien cercanas al centro, así como decenas de personas mendigando por las calles

2)El invierno aquí debe ser duro y será difícil de llevar, pero las temperaturas en verano son una delicia, y mas si uno viene dejando atrás una ola de calor intensa y prolongada, como la que se está sufriendo este verano en el sur. La gente disfruta de los días de buen tiempo y la ciudad está repleta de terrazas, llenas de vitalidad y alegría a todas horas: tomando café por la mañana, almorzando, cenando,… Sin embargo, aunque por la tarde, una vez el sol se pone, la temperatura desciende un poco, me ha resultado curioso que en muchas de estas terrazas tienen instalados, y funcionando, los calentadores que solemos ver en nuestra latitud en invierno. Además, también es frecuente encontrar terrazas con mantitas en las sillas, para que puedas echarte una por encima si el viruje aprieta.

Eso sí, en cuanto sale el sol y sube la temperatura un poquito, todo el mundo a la playa…

3)Noruega no pertenece a la Unión Europea. De hecho, en dos ocasiones, 1972 y 1994, el pueblo noruego rechazó mediante referendum el ingreso. Por tanto, en Noruega no se utiliza el euro, la moneda oficial es la corona Noruega (aproximadamente, 1 € equivale a 10 coronas noruegas, con lo que el cambio se hace mentalmente con suma facilidad). Lo que a priori podría considerarse un inconveniente a la hora de venir, por la necesidad de cambiar divisas, en realidad no lo es: con una tarjeta de débito o de crédito es mas que suficiente. Se puede pagar absolutamente todo sin utilizar dinero en metálico. Incluso las 2 o 5 coronas (unos 20 o 50 céntimos de euro) que viene a costar utilizar los aseos públicos

Por otro lado, en los bares y restaurantes, esperan que dejemos algo de propina. Lo usual es entre un 5 y un 10%, según el valor de la consumición. Al pagar con tarjeta nos pedirán que tecleemos el importe, incrementando la cuenta lo que estimemos conveniente, antes de efectuar el pago. Bien es cierto que se puede marcar el importe original, sin añadir propina.

4)Pese a la aparente seriedad, tienen un peculiar sentido del humor

Además, aunque el turismo también sea una importante fuente de ingresos, las ofertas no son siempre alentadoras…

5)Noruega es un país enorme en extensión. Mi primer pensamiento era intentar visitar algún otro lugar, además de Oslo, pero se tardan casi 6 horas para ir desde la capital a Bergen, otra ciudad de interés, y hay mas de tres horas de avión para llegar al norte. De hecho, si pudiésemos fijar el centro en Oslo y girar Noruega, la parte norte de ésta llegaría hasta el «tacón» de Italia

Además, el relieve de la costa, con numerosísimos entrantes y salientes, a modo de estructura fractal, hace que la línea de costa tenga una longitud de nada menos que… ¡¡100915 km!! (España, península e islas, no llega a 8000 km)

6)Aunque estamos muy lejos y culturalmente seamos bastante diferentes, habrá quien considere que la presencia y, digamos, la influencia española son mas que notables…

También, como no, en la gastronomía

Y hasta hay un señor que imbuye, acordeón mediante, espíritu patriótico a quienes caminan hacia el Palacio Real, tocando lo que yo, en primera estancia, creía era el himno oficioso noruego. Aunque igual estoy equivocado…

7)Pero lo mejor, sin duda, ha sido poder dar cumplimiento, a miles de kilómetros de distancia, de la cláusula 10.9 de la mano de Bodegas Lustau ¡¡Todo un placer!!

Muchas gracias por todo. Hasta la próxima…

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