Oulu (Finlandia) día 5

Son las ocho de la mañana. Está nevando. Viajamos en un autobús urbano que nos lleva a Laanila Upper Secondary School. «Los padres y los políticos confían en los docentes», nos cuenta Jukka Alatalo, uno de los profesores finlandeses que nos guían en esta experiencia. Y, de pronto, caigo en la cuenta. La confianza, claro, cómo no lo había pensado antes. Otra clave del éxito del sistema educativo en Finlandia.

Desde el primer día me sorprendió que los profesores de aquí no estén cumplimentando burocracia a todas horas, que los niños se muevan con libertad por los centros escolares sin que sus tutores tengan que recabar autorizaciones familiares para todo, que las escuelas tengan autonomía real para forjar proyectos y llevarlos adelante sin tener que rellenar doscientos informes, que los profesores no se sientan constreñidos por el currículum, sino apoyados en la tarea de desarrollar destrezas y metodologías realmente prácticas. Ahora comprendo por qué.

En el instituto Laanila, los profesores trabajan con la certeza de que cualquier cambio que sea necesario en la sociedad debe comenzar en la escuela. Saben también que construir el futuro consiste en mantener una esperanza activa, y convertir cada obstáculo en un desafío, un paso hacia la acción. Esa actitud determina su metodología. Y para llevarla a cabo cuentan con el apoyo de la sociedad y las instituciones: estas confían en ellos. Y así desarrollan programas diversos de apertura a otros países y culturas (Comenius, Erasmus) o de concienciación sobre el mundo que les rodea y que desean mejorar. Sí, el cambio debe comenzar en los propios centros escolares: igualdad, desarrollo sostenible, respeto al patrimonio cultural.

Hablaba estos días de libertad y responsabilidad… Hablemos hoy de confianza. Confianza -por parte de los políticos, de la sociedad y de las familias- en la labor de los profesores, que no quieren otra cosa más que extraer de los jóvenes lo mejor que estos pueden dar. Y, también, confianza de los profesores en nuestros alumnos. Que seamos capaces de vislumbrar en ellos ese futuro que queremos construir, de depositar en ellos una esperanza activa.

Una esperanza activa… En la pizarra del aula de Ciencias Sociales encuentro escrita esta frase: «Hope is a verb with its shirtsleeves rolled up» (David Orr.) Y siento que esas palabras son un regalo de despedida de este job shadowing.

Mañana es mi último día en Oulu. Os escribiré de nuevo, esta vez para hablaros de la aurora boreal, del mar de hielo y de los bosques misteriosos.

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