Oulu (Finlandia) día 3

Imaginad un aula que no tiene puertas, un aula que forma parte de un espacio abierto, comunicada con otras estancias donde hay ordenadores, tabletas, sillones de lectura, pequeñas bibliotecas clasificadas por temas en distintos puntos de unos amplios y luminosos pasillos.

Imaginad ahora a los habitantes de esos espacios. ¿Qué están haciendo? Un docente marca los objetivos del día a sus alumnos, les indica una serie de tareas y les da unas orientaciones. Los jóvenes entran y salen libremente del aula: van a la biblioteca, al laboratorio de Ciencias (donde, por cierto, hay un asistente) o se reúnen a trabajar por grupos en una mesita redonda, utilizan ordenadores portátiles o tabletas que están repartidos y etiquetados en diversos puntos, realizan las tareas que les han encomendado. Vuelven al aula cuando tienen dudas, cuando han terminado, cuando necesitan más instrucciones… La libertad de sus movimientos es consecuencia de su responsabilidad, su responsabilidad es un hábito en el que sus profesores les han instruido cuidadosamente, y ese hábito adquirido no es ni más ni menos que el principio de respeto al entorno escolar y a los materiales y espacios comunes.

¿Imagináis una forma de trabajo como esta? Es la metodología que se aplica en Talvikangas Koulu: open learning environment. Los entornos de aprendizaje abierto se basan en la flexibilidad que requiere el hecho de que hay diferentes ritmos de aprendizaje: cada joven aprende de una forma, cada cual requiere estrategias distintas. Es tarea del docente encontrar cuáles de ellas son las adecuadas para cada alumno y ponerlas en práctica. Pero para que ese sistema tenga éxito, dos requisitos son imprescindibles: la inversión económica en educación (en las instalaciones, en los materiales y, sobre todo, en la contratación de profesores) y esa cultura de respeto a lo público, a lo que es de todos.

El Talvitangas School es, simplemente, deslumbrante. Su director nos habló del presupuesto que tienen, y no lo escribiré aquí porque está feo hablar de dinero, pero he empezado este post diciendo «imaginad», así que os animo a seguir imaginando.

Pero, como me ocurrió ayer, no eran sus impresionantes instalaciones lo que más me deslumbraba, ni la abundancia de sus recursos, ni siquiera la belleza del entorno natural que lo rodea (imaginad ahora los bosques nevados y una pista para jugar al hockey sobre hielo rodeada de abetos). Lo que más me deslumbra es el espacio de convivencia articulado en dos ejes perfectamente acompasados entre sí: libertad y responsabilidad.

Imaginad cuál es el lema de esta escuela: «Cuida de ti mismo, cuida de los demás, cuida de tu entorno».

Imaginad… seguid imaginando… Seamos creativos e imaginativos. Ese puede ser un comienzo.

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