Jobshadowing en Roma. Día cuatro

«El día del poyaque« («Pues ya que estamos…»; para los que desconozcan esta genial expresión)

Hasta en un Jobshadowing puede saltar la posibilidad de que se dé un «poyaque»: «Poyaque estamos en Roma vamos a visitar el Vaticano», no, no es el caso. «Poyaque estamos en Roma vemos un partido de la Roma [del Lazio no, por favor, que son tirando a fascistas. No exagero]«, pues tampoco es el caso.

El objeto del «poyaque» ha sido un servidor. Resumiendo vendría a ser como sigue: «Te importaría dar una charla sobre la Guerra civil española… en inglés»

Descripción gráfica de mi reaacción

Bueno, la verdad es que estoy exagerando, ya venía preparado. Pero esa fue, più o meno, mi reacción cuando me lo plantearon unos días antes de venir. Algunos diréis, con razón, que soy profesor de Historia, qué menos que hablar sobre la guerra de España a unos chicos que parecen muy interesados en el asunto. Pues bien, con la Guerra Civil me pasa lo mismo que con los ascensores: me angustia un poquito, para mí este tema es como un ascensor de un edificio umbertino de los de Roma (incluyo fotos para una mejor descripción).

El ascensor y mi cara después de ver que cabemos justitos mi maleta, mi mochila y mis cien kilos de persona y que, «pofavó, pofavó» que no haga paradas bruscas, ni se atasque ni nada por el estilo. Bueno ¿queda claro? Eso es la Guerra civil para mí.

Pero estamos en Roma y nos están acogiendo muy amablemente, no podemos negarnos. como diría una diva (o divo) «nos debemos a nuestro público».

La primera en la frente: la presentación que había preparado no la había grabado en la memoria USB que llevaba. Escalofríos, tensión, miedo… ¡No! para eso había leído mucho… Pepe Gotera y Otilio: «¡A improvisar se ha dicho!»

Resultado de imagen de pepe gotera y otilio gif

Escapé bien, los alumnos me pidieron que hiciese la charla en español (doble alivio), lo malo: mañana repito.

Aparte este asunto, y ahora que tan de moda se está poniendo el asunto del Veto Parental quiero traer a colación algo que he observado con agrado en el Mamiani y que, probablemente, sería objeto de algunos voceros que se oponen a todo lo que tenga que ver con la memoria histórica. El Liceo ha bautizado con el nombre de algunos miembros de la Resistencia y partisanos los pasillos y espacios comunes del edificio.

Otros espacios recuerdan, como no podía ser menos, a las víctimas de la Masacre de las Fosas Ardeatinas.

Durante esta semana, hasta el 27 de enero se están celebrando toda clase de actos sobre la Memoria Histórica en este centro. En nuestro país, a nivel escolar, esta fecha pasa bastante desapercibida en nuestro calendario, oculta, por lo general con el llamado DENIP Día Escolar de la No Violencia y de la Paz. La memoria de las 335 personas asesinadas en las Fosas Ardeatinas y los judís italianos llevados a campos de concentración nazis pesa muchísimo aquói como para que no se conmemore.

El jobshadowing no se reduce a lo meramente académico. Como ya he dicho en otras entradas, las caminatas, las visitas, la inmersión en general en esta ciudad es una parte no menos importante de esta estancia. Por fin, después de infinidad de intentos en todos estos años, he logrado visitar Santo Stefano Rotondo, una curiosa iglesia paleocristiana, del siglo V y que, como se puede suponnerr por su nombre es de planta circular.

Una visita de lujo, completamente solo, la iglesia entera para mí

Tuve la fortuna de disfrutar de la iglesia en completa soledad, sin nadie más visitándola. Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que el altar, del siglo XV, obra de Bernardo Rossellino, está flanquedo por pinturas que recuerdan el martirio de San Primo y San Feliciano. En el ábside donde se encuentra este altar podemos apreciar un mosaico, también con dichos santos, del periodo 523-530.

La visita la llevé a cabo el passado miércoles, no obstante, la recupero ahora para presumir de iglesia en Roma. Bueno tampoco tanto, que me he enterado después que es la capilla de la nación húngara en Roma después de que la original suya fuese destruida en 1778 para edificar la sacristía de San Pedro del Vaticano. Tampoco está tan mal compartirla con San Esteban I rey de Hungría.

Socializar es un apartado importante en nuestras movilidades. Por eso tengo que agradecer muchísimo a Annarita Curci la invitación para cenar con su esposo Mario y su hijo Carlo. Fue una larga conversación sobre muchísimos temas.

En fin. Seguiremos informando.

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