Una semana de lo más intensa debía terminar de manera intensa también (o, al menos, provechosa). Y tal fue el colofón que nos tenía reservado Alessandro: una visita al Liceo Statale «Terenzio Mamiani»
En dicha escuela nos recibieron muy amablemente profesoras como Annarita Curci o Estefanía (no recuerdo el apellido, lo siento), y fuimos guiados por toda la escuela por un grupo de estudiantes de lo que podríamos llamar nuestro primero de bachillerato: Margherita, Lucrezia, Virginia y Federica. Todas ellas con un sorprendentemente buen nivel de inglés y de español, así como una gran madurez en sus explicaciones. Las profesoras que nos acompañaban en la visita se mostraron muy interesadas en entablar contactos para tratar de establecer proyectos conjuntos (¡ojo! #Erasmuslara, de aquí puede salir algo interesante). El Liceo Terenzio Mamiani es una escuela con más de 120 años de historia, uno de los primeros edificios construidos en Roma ex profeso como escuela, me recuerda muchísimo al IES Columela de Cádiz en el que yo estudié.
Después de esta visita tuvo lugar nuestro único y último almuerzo conjunto, en el que tuvimos la oportunidad de cambiar impresiones, direcciones y plantear posibles ideas y proyectos con juntos. Con seguridad podremos establecer algún tipo de acuerdo con colegas de Estonia y, probablemente, de Suecia.
Tuve la oportunidad de comentar a Alessandro que, si bien el curso no ha abordado exactamente la temática que yo iba buscando, sí consideraba que las jornadas habían sido muy provechosas y que de todo lo aprendido sacaría partido inmediato en mis clases.
Despedirse de Roma siempre es complicado, pero lo cierto es que por este año ya han sido muchos (nunca demasiados) días en esta estupenda ciudad.
Ci vediamo, Roma!
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