
Cartel dentro la exposición dedicada a la I GM en el Imperial War Museum
Primer día en Londres y lo dedico a una visita recomendada por un amigo, Rafael Marín Trechera, el Imperial War Museum. Sólo de mencionarlo, un friki de la historia como yo, comienza a salivar. Allá que voy y no voy a aburrir al personal con mis gustos y frikadas. Voy a detenerme en algo que me ha hecho pensar un buen rato.
Un museo dedicado a la guerra no es el lugar en el que uno espera encontrar un homenaje a la igualdad entre hombre y mujeres, mucho menos en las salas dedicadas a las guerras del siglo pasado y, por ende, tampoco en las dedicadas a la I Guerra Mundial.
Lo que llama la atención de cartel que expongo más arriba es el llamamiento directo a chicas adolescentes de 16 a 18 a que ofrezcan su esfuerzo (remunerado) en un conflicto que estaba sobrepasando, en aquellos momentos, los límites de la comprensión humana y que demandaba del esfuerzo de todos. Lo llamativo también, es que aclara que la educación de estas chicas (en los parámetros de una mentalidad casi decimonónica) se mantendría aun a pesar de estar éstas trabajando.
Me pregunto si hoy día podríamos garantizar con total seguridad dicha acción educativa y simultanearla con el esfuerzo de un trabajo encaminado a la victoria de una nación en un conflicto bélico