Un año más dispongo de la extraordinaria oportunidad de formación que ofrecen los programas Erasmus+. En esta ocasión desde Helsinki, donde estoy asistiendo al curso «Integrated Curriculum. Teaching Global Skills»
Aunque el viaje ha sido largo (más de 12 horas, «de puerta a puerta»), llegar a un sitio que contrasta tanto con lo que habitualmente vivimos, reconstituye a cualquiera. Por poner un ejemplo, el transporte público funciona con un efectividad y eficiencia que no deja de asombrar, por más que uno ya lo haya oído anteriormente. Por otra parte, se agradece pasar los últimos días antes de comenzar el curso en un lugar donde al atardecer ves gente con mantitas en las terrazas de los bares, si es que no han encendido esas estufas que solo vemos por allí abajo en los meses más fríos.
Formalmente el curso empezó el domingo 25, cuando nos reunimos todos los participantes con dos de las profesoras, Andreea y Jenni, quienes nos dieron las primeras pinceladas del curso y nos acompañaron en una visita por el centro de Helsinki. En este recorrido nos fueron contando diversos aspectos de la historia de Finlandia. Debo reconocer que, en su mayoría, los desconocía pero, una vez sabidos, me han permitido entender mejor algunas de las cosas que siempre me habían intrigado: los porqués del éxito del sistema educativo finlandés. La visita fue muy amena y finalizó tomando un tradicional café finlandés. (Resulta que en Finlandia es donde más café per cápita se consume, aunque después de ver el tamaño del mío-pedí el pequeño y me hubiera bastado para una semana-, no me extraña nada)
El pueblo finlandés ha tenido que hacer frente a numerosas vicisitudes a lo largo de su historia, en ocasiones a merced de suecos o rusos; ha padecido hambrunas y catástrofes, pero siempre ha encontrado la manera de salir adelante. En un momento dado, decidieron que la mejor forma de ser autosuficientes pasaba por una buena educación. Ya en el siglo XVIII la tasa de alfabetización rondaba el 50% y a finales del XIX alcanzaba al ¡98%! de la población. Sobre 1920 se estableció el derecho de asistencia a las kansakoulu (escuelas del pueblo), debiendo los municipios ofrecer ese servicio, y a mediados del siglo XX se empezó a ofrecer el almuerzo de forma gratuita en los colegios. Por si fuera poco, fue el primer lugar del mundo en el que se reconoció el sufragio universal, a comienzos del siglo XX. Ciudadanos libres y bien formados en una sociedad democrática. Casi nada.
El lunes 25 hemos tenido la primera jornada intensiva de trabajo, de 9.00 a 16.30, con las interrupciones para el almuerzo y algún café. El curso se desarrolla en un instituto de formación profesional, con capacidad para ¡3500! estudiantes y con unas instalaciones que quitan la respiración, como hemos podido comprobar en una visita guiada (las clases ya han comenzado). Está claro que aquí apuestan fuerte por la formación y no distinguen entre la enseñanza enfocada a la universidad y la formación profesional. De hecho cada sector recoge aproximadamente un 50% del alumnado.
En total somos 18 los asistentes al curso, de ocho países distintos: Bulgaria, Croacia, Eslovenia, Francia, Grecia, Letonia y Portugal, además de España, y todos coincidimos en nuestras ganas de aprender nuevos enfoques en la enseñanza, compartir experiencias y establecer vínculos que puedan dar lugar a futuros Erasmus. Sea.